El Yoga no es solo una práctica física, sino una filosofía de vida que nos invita a conectarnos con nosotros mismos, con los demás y con el entorno que nos rodea. Dentro de sus principios fundamentales, encontramos la profunda reverencia hacia la Madre Tierra, una conexión que hoy, más que nunca, se vuelve esencial frente a la crisis climática global.
Uno de los principios rectores del Yoga es Ahimsa, que significa "no violencia". Tradicionalmente aplicado a nuestras acciones, pensamientos y relaciones, también se extiende a nuestra relación con la naturaleza. Cuidar el planeta, reducir el impacto ambiental y adoptar un estilo de vida más sostenible son expresiones de Ahimsa en la actualidad. La sobreexplotación de recursos, la contaminación y la deforestación son formas de violencia contra la Tierra que contradicen este principio fundamental del Yoga.
La respiración consciente, o Pranayama, es una de las bases del Yoga. Nos enseña a valorar el aire como fuente de vida y energía, recordándonos la importancia de mantener un ambiente limpio y saludable. La contaminación del aire es una de las grandes amenazas actuales para la salud humana y el equilibrio de los ecosistemas. Así como purificamos nuestro cuerpo con la respiración, debemos trabajar por la purificación del aire que respiramos.
Santosha, el contentamiento, nos invita a encontrar satisfacción en lo que tenemos, evitando el consumismo desmedido. En un mundo donde la explotación de los recursos naturales ha llevado a una crisis ambiental, el Yoga nos enseña a vivir con menos, a valorar lo esencial y a reducir nuestra huella ecológica. Optar por un consumo consciente, reutilizar y reciclar son formas de practicar Santosha en la vida moderna.
Los practicantes de Yoga pueden convertirse en agentes de cambio para la protección del medio ambiente. Incorporar prácticas sostenibles en la vida diaria, como reducir el uso de plásticos, optar por medios de transporte menos contaminantes y apoyar iniciativas ecológicas, es una forma de honrar la conexión con la Madre Tierra. Además, la meditación y la reflexión nos ayudan a tomar decisiones más alineadas con el bienestar del planeta.
Existen múltiples maneras en las que los practicantes de Yoga pueden contribuir activamente a la protección del medio ambiente:
El Yoga nos invita a vivir en armonía con la naturaleza, a ser conscientes de nuestro impacto y a actuar con amor y respeto por la Tierra. En un momento crítico para el planeta, la práctica del Yoga se convierte en una poderosa herramienta de transformación personal y colectiva. Al integrar sus principios en nuestra vida cotidiana, podemos contribuir a un futuro más sostenible y equilibrado para todos.Proteger la Madre Tierra es una responsabilidad compartida. Como yoguis, podemos liderar con el ejemplo y demostrar que una vida en equilibrio con la naturaleza es posible y necesaria. ¿Cómo puedes, desde tu práctica, ser parte del cambio?
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